Japón es una monarquía constitucional. Territorialmente se vertebra como un archipiélago que aúna más de 6.800 islas de variada extensión. Suman entre todas 377.875 km2 de superficie, para un censo de 126.9 millones almas, según datos del 2015. La alta densidad de población, 337 habitantes por kilómetro cuadrado y su multidisciplinariedad tecnológica, les dota de un PIB (nominal) que ronda los 6 billones de dólares, tercera a nivel global, sólo por detrás del norteamericano y del chino. Además el reparto del mismo es de los mejores y más justos del mundo. La mezcla de tradición y modernidad hacen que por allí suenen los últimos hits musicales, junto a los tambores Taiko. Ya en la pista de Suzuka, ésta se extiende a lo largo de 5.807 metros. Tiene forma de 'ocho' pero tumbado a la diestra y pueden ser dividos en dos secciones; la este, 3.470 metros y la oeste, 2.240 metros, ambas dotadas de amplias rectas. Presenta 18 curvas que son todo un reto para los pilotos por su variedad y complejidad.

Respecto al ‘cambio’ de normas, primero se hablará de las unidades de potencia. Así, al montar más de una pieza que conlleve sanción, sólo la última de estas podrá ser usada en la siguiente prueba sin ‘palmar’ posiciones. De esta forma, se intenta prevenir la acumulación de propulsores ‘frescos’, en una carrera, burlando virtualmente el espíritu de la penalización. Luego, para las cinco primeras carreras de 2017, nada de seleccionar gomas. Será Pirelli el que imponga dos juegos del duro, cuatro del medio y siete del blando para cada piloto. Seguidamente, y de necesitarse un coche de seguridad de inicio por condiciones de lluvia, carrera con salida en parado una vez que se decida que es seguro rodar. El coche de las luces parpadeantes volverá a boxes y los monoplazas a la parrilla. Por último, lo de los cascos, igual diseño en cada carera para que los pilotos sean ‘reconocidos de forma fácil en el coche’. Se le permitirá una excepción en un Gran Premio al año y variar su diseño de cambiar de equipo durante la temporada. En suma, todo muy superficial y pocas medidas que mejoren la competición, tal vez lo de volver a arrancar desde parado.

Desde el mismo instante de plantar los pies sobre territorio malasio, Lewis Hamilton comenzó a expresar de manera muy clara y directa sus dudas sobre la fiabilidad de su brillante bólido color plata. Y aunque es cierto que ha tenido algunos problemas a lo largo de esta temporada, no todos se han achacado a su monoplaza. “El tiempo dirá. Tengo un coche muy interesante comparado con los últimos años. ¿Lo sé seguro? No”, confesó el británico. Luego tanto el viernes como el sábado previos a la carrera de Malasia, el W07 no daba demasiadas opciones a nadie en lo relativo a poder superarle, logró la pole position, de hecho. En la carrera del domingo, líder destacado sin oposición, quizás, con excesivo ímpetu. Y a falta de 16 giros, todos los peores pronósticos de Hamilton se cumplieron al romper el motor. ¿Acaso no les ha pasado lo mismo a rivales directos de Lewis? ¿De hablar de la máxima especialidad en cuanto a monoplazas, puedes pretender tener cero averías o roturas? Quizás 2014 y 2015 fueron paseos demasiado plácidos, mansos.

Enseguida claro está, Hamilton empezó con la 'matraca' de que esto solo le pasa a él, que son muchos motores Mercedes en la parrilla, distribuidos en cuatro escuderías, y ninguno se rompe, que ve cosas raras, vamos. Así que rápidamente Toto Wolff se lanzó como un bombero para apagar el fuego manguera en mano, al confesar: “Nos quedan dos motores, uno con tres carreras y el otro totalmente nuevo. Vamos a remover cielo y tierra para revisarlos para las próximas carreras. Vamos a hacer las cosas con un enfoque de forense, a comprobar todas las piezas. Lo que necesite hacerse para localizar un fallo específico, se hará”. Parece ser que estos fallos no están relacionados entre sí, en nada se parecen, pues han tenido distintas causas, quizás en los materiales por ejemplo, hasta el punto que nunca obligaron al abandono. Sólo hay que recordar que el otro se pudo ver en la carrera de Barcelona, por el enganchón con su compañero Nico Rosberg. ¡Malo el coche desde luego no es!

El equipo Renault Sport F1 sigue en busca de jóvenes pilotos, que en un futuro no muy lejano, les puedan devolver a la senda de las victorias y de paso, a estar muy arriba en el Campeonato Mundial de Constructores. Se habló de la llegada de Sergio Pérez, aunque finalmente el mexicano seguirá un año más bajo los colores de Force India. También en el póker de ases figura Carlos Sainz. Sin embargo, el español tiene muy claro en qué equipo quiere seguir, pero agradece la atención mostrada por la escudería gala. "Es un honor que un fabricante que quiere desarrollar el coche y crear una buena base para el futuro se interese por ti, pero mi principal objetivo, quizás no para 2017, pero para 2018, es luchar por un campeonato, ojalá que con Red Bull. Sé que es muy difícil, pero es lo único que quiero que pase ahora y necesito encontrar la manera más rápida de llegar a eso”. Imagino que según resulten los coches del 2017, quien sabe de los movimientos de pilotos para el 2018; ¿quizás Carlos en McLaren?

Sebastian Vettel parece haberle perdido las medidas al SF 16-H. Lo digo porque tanto en la primera curva del trazado de Spa-Francorchamps como en el de Sepang, no anduvo muy fino a la hora de saber en qué lugar estaba el límite de su coche. Si le ponemos banda sonora, Celia Cruz, cantaba hace tiempo un tema titulado ‘A lo loco’. Creo que algún que otro piloto dijo algo parecido por la radio, sin conocer la letra, pero en plan personal hacia el teutón. El ex de la Fórmula 1, Robert Doornbos, ha explorado otras posibles causas: "Es evidente que Vettel está cada vez más frustrado en Ferrari y su choque fue una consecuencia. No hay nada malo con su talento, pero se espera algo más de un cuatro veces campeón del mundo. Tal vez empieza a darse cuenta de que él no puede cambiar todo en Ferrari”. Y creo que ahí radica la cuestión de lo que le sucede a Sebastian, que el monoplaza de Maranello pierde fuelle, mientras los Red Bull, su ex equipo, vuelan con el viento de popa, a toda vela.