Al frente del equipo un campechano Tony Fernandes que se fía plenamente de un viejo conocido de la Fórmula 1 como Mike Gascoyne, quien ha formado un equipo sólido y robusto con fichajes que han venido de equipos rivales y que ha incorporado no una, sino dos mujeres dentro del departamento aerodinámico que ha dado a luz el T128.
Aparte de la típica coloración clásica de Lotus, el monoplaza marca un salto de calidad que le desmarca del grupo de los recién llegados y le hace pasar por un Fórmula 1 actual y con pretensiones. Durante la pretemporada ha batido en varias ocasiones a Force India, aunque también ha dejado ver notas negativas como una fiabilidad aún no resuelta.
Para salir de la parte trasera y meterse de lleno en medio del grupo, Toni Fernandes se alió con los campeones del mundo, Red Bull Racing para comprarles su estrecha transmisión y conectarla al motor Renault, esperando repetir los éxitos del equipo de la bebida energética.
El equipo malayo ha logrado hacer lo que a Hispania Racing se le vetó, abandonar el propulsor Cosworth para montar el mismo motor que los monoplazas que conquistaron el mundial.
La alianza con Red Bull implica adoptar las suspensiones pull-rod, con lo que la transformación respecto al monoplaza que acabó décimo el año pasado es más que radical.
En la parte central del monoplaza nos encontramos con una toma de aire desdoblada y retrasada en su posición, para evitar las turbulencias del casco de los pilotos debido a su posición baja e integrada en la carrocería.
El roll-bar es vertical (a cuchillo) quizás una influencia de Mark Smith que se ha incorporado a Team Lotus desde Force India, quienes usan la misma solución, pero más ancho en su sección frontal respecto al de Mercedes GP de 2010 que posee la idea original de esta solución.
El frontal se ha elevado respecto al año pasado, en un claro intento de jugar con los que hasta hace poco eran los hermanos mayores de la Fórmula 1.
