Pocos pensaban que cuando Romain Grosjean cambió la estructura Lotus – Renault por Haas, estaba acertando. Sin embargo, el piloto galo ha tenido un rendimiento que él mismo califica de notable y el equipo debutante ha acabado doblegando en el campeonato de constructores a Renault.

Bien cierto es que Haas sorprendió con un inicio de año espectacular, puntuando en tres de las cuatro primeras carreras, pero además, consiguiendo un inesperado sexto puesto en Australia y un quinto en Baréin. Según fue avanzando la temporada, Haas fue perdiendo fuerza, aunque siempre se mantuvo en posiciones cercanas a los puntos.

Desafortunadamente el final de temporada no fue el esperado para Haas, con unos problemas de frenos que llegaron a desesperar al equipo estadounidense, aunque curiosamente, Grosjean no focaliza lo más negativo de la temporada en estos inconvenientes, sino en el trato a los neumáticos. En el empeño de maximizar el uso de las gomas, no fueron capaces de advertir que la forma correcta era como habían empezado el año, y que cada movimiento en tratar de aumentar el rendimiento se tradujo en un paso en falso.

Romain justifica sus palabras con lo visto especialmente en Brasil. No sobre su embarazoso accidente de camino a la parrilla, sino en la competitividad mostrada por el VF-16 en clasificación en el momento en que variaron las temperaturas, un coche sin apenas modificaciones respecto al comienzo del año, lo cual evidenciaba el potencial del mismo.