El mercado estadounidense es la gran asignatura pendiente de la Fórmula 1, el sueño nunca alcanzado de Bernie Ecclestone. Con Liberty Media, grupo estadounidense al mando, se esperaba una estrategia más agresiva con el fin de conquistar ‘su público’, si bien, el mayor cambio percibido hasta la fecha en este sentido, ha sido desplazar la clasificación hasta la casi media noche europea para favorecer el concierto de Justin Timberlake, para favorecer algo de show, que no directamente a la Fórmula 1.

Y es que no se puede dejar de lado el hecho de que la forma más fácil de penetrar en los mercados ha sido históricamente con la irrupción de un héroe local, un piloto con el que la afición se pueda sentir identificado y cuyo apoyo sirva como catalizador. Como ocurrió en España cuando Fernando Alonso comenzó a cosechar buenos resultados, o como más recientemente se ha visto con Max Verstappen e incluso con Kevin Magnussen, hablándose ya de Grandes Premios en mercados donde se habían perdido.

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En este sentido, la Fórmula 1 no ha hecho los deberes. Si bien Ecclestone cuidó muy bien de Alexander Rossi, otorgándole un lugar en equipos de Fórmula 1 incluso al comienzo de su formación y llegando a disputar el piloto de California cinco Grandes Premios en 2015, coincidiendo por supuesto la carrera de casa, donde con un modesto Manor logró el duodécimo puesto. Sin embargo, tras estas cinco carreras en 2015 y tras proclamarse subcamepón de las GP2 Series tras Stoffel Vandoorne, la Fórmula 1 le dejó ir.

Sin la Fórmula 1 como posibilidad, el norteamericano se marchó a casa, recalando en la Indycar, junto a Andretti, y logrando la gloria con la victoria en las 500 millas de Indianápolis, donde a pesar de ser norteamericano, el público no lo acababa de sentir como local, pues al fin y al cabo era un recién llegado que había tenido formación europea. Un casi desconocido.

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En la actualidad, el piloto estadounidense más cercano a la Fórmula 1 es Santino Ferrucci, de tan solo 19 años. Este piloto de Connecticut sorprendió en su llegada a mitad de temporada en Fórmula 3, justo cuando cumplió los 16 años obligatorios. Desde un primer momento, Santino mostró velocidad, aunque quizás algo de falta de consistencia, acabando su temporada y media de Fórmula 3 con un segundo puesto como mejor resultado antes de dar el salto a la GP3 Series con el equipo Dams, donde de nuevo, tras una temporada y media, ha tenido un único podio como mejor resultado, antes de aceptar la propuesta a mitad de año del equipo Trident en el campeonato de Fórmula 2.

Santino lleva dos años asociado al equipo de casa, al equipo Haas, pero no es realista pensar que un piloto que en cuatro años de formación apenas ha logrado dos podios y ninguna victoria en cuatro años de formación vaya a ser un activo norteamericano en Fórmula 1 en corto plazo, y de igual manera, no sería distinto para el público local de como lo fue con Rossi.

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Quién sí podría marcar la diferencia en este sentido, sería Josef Newgarden, donde si bien el estadounidense pasó dos años de formación en Europa, corriendo la Fórmula Ford británica y la GP3 Series, donde con Carlin pasó sin mucha gloria en 2010, la temporada ganada por Esteban Gutiérrez, en Estados Unidos no tardó en llamar la atención.

Y es que en su primera temporada en Indylights, Newgarden se llevó el título de forma implacable, lo que le catapulto a la Indycar, eso sí, en la modesta estructura de la ex piloto Sarah Fisher. Newgarden no tardaría en dar destellos de su calidad, y ya en 2013 rozó la victoria, destacando una brillante actuación en Brasil y en Baltimore, donde acabó segundo. Ya en la temporada 2015 y tras fusionarse la estructura de Sarah Fisher con la de Ed Carpenter, Newgarden consiguió sus primeros triunfos en el circuito de Barber y de Toronto, ganando en regularidad hasta acabar, en 2016, siendo cuarto clasificado a final de temporada, colándose en una posición que teóricamente le pertenecía a piloto de equipos más consagrados.

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Dicha actuación le valió que el equipo Penske, el más fuerte de la Indycar junto a Ganassi, echara el resto para contratar al joven piloto, aunque eso supusiera prescindir de Juan Pablo Montoya. Negwarden no pudo responder de mejor manear que conquistando el título de pilotos con cuatro triunfos en carrera, siendo también el piloto que más carreras ha ganado.

Newgarden no solo ha mostrado la velocidad necesaria para proclamarse campeón de la Indycar por delante de pilotos consagrados de primer nivel, lo que le legitimaría para participar en Fórmula 1, sino que además ya es un piloto conocido y querido por el aficioando estadounidense, precisamente lo que necesita el Gran Circo.

Y más allá del talento, Newgarden es de los pilotos más carismáticos tanto en la pista como fuera de ella, con una actitud que solo se puede equiparar a la de Daniel Ricciardo en Fórmula 1 y quizás solo superada por la de un desconocido en el Gran Circo, Jordan Taylor. Por lo tanto, ‘Nuevojardín’ no solo sería un aliciente para el público estadounidense, sino que lo sería para la propia Fórmula 1, donde los pilotos de este cáliz acostumbran a mover a las masas.

Aunque hubiera sido un gran paso que Toro Rosso le hubiera abierto las puertas para este Gran Premio en Austin, quizás ha faltado una intervención más directa de la propia Fórmula 1, una intervención de las que solía tener Ecclestone para montar pilotos exóticos en cualquier equipo para conseguir nuevos contratos.

Si la Fórmula 1 quiere ganar impacto en Estados Unidos, ya sabe cuál sería una muy buena llave.

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