A finales de 2015 la Fórmula 1 vivió una situación delicada. Los motores Renault estaban completando una nefasta temporada tanto en rendimiento como en fiabilidad que desembocó en la marcha de sus clientes a otros proveedores, quedándose Red Bull, quién buscó abiertamente otro suministrador, como único cliente de Renault. La categoría reina del automovilismo rozó por momentos el quedarse únicamente con dos motoristas además de la casi anecdótica presencia de Honda.

Para bien o para mal, Renault decidió dar un paso adelante y ante las dudas ejecutó la adquisición del equipo Lotus, manteniendo su presencia en Fórmula 1 al tiempo que Red Bull finalmente llegaba a un acuerdo con el motorista francés. Sin embargo, la competición parece haber aprendido de la situación de riesgo vivida, algo que no siempre hace, y ha tomado cartas en el asunto para evitar que un equipo pueda llegar al punto de no tener un suministrador de unidades de potencia.

Para ello, la FIA ha creado una ecuación que concentra varias variables como el número de fabricantes, los equipos con motorista contratado y el número de equipos en la categoría. Por lo tanto, llegado el momento, si un equipo se queda sin motorista, la FIA determinará qué fabricante debe suministrarle a dicho equipo.

En palabras más sencillas, el motorista que menos motores tenga en parrilla, deberá suministrarle al mencionado equipo. Por ejemplo, si llegado el momento, Manor se encuentra sin contrato y ningún motorista quisiera suministrarle, la FIA ejecutaría esta ecuación y Honda, que en la actualidad únicamente suministra a un equipo por los tres de Mercedes, los tres de Ferrari y los tres de Renault, se vería obligado a motorizar el equipo británico. En caso de empate, por ejemplo, si no existiera Honda y McLaren buscase un motor, se determinaría por sorteo puro.