No son pocas voces autorizadas las que se preguntaban qué ha cambiado en los últimos años para que la seguridad del autódromo José Carlos Pace, que había ido en aumento año a año, haya caído hasta el punto de que prácticamente ningún equipo se libró de los ataques y para que Pirelli y McLaren suspendieran dos jornadas de test priorizando la seguridad del personal humano.

Los más escépticos no creen que todo esto haya sido casual, y ciertas revelaciones posteriores no ayudan a esta línea. Mismamente, una radio deportiva local recibió una queja de la policía, que avisaba que los policías no habían sido autorizados a dejar sus puestos de patrulla, lo que facilitaba la acción de los asaltantes. Rápidamente hay quien ha relacionado una mala gestión de la seguridad con ciertos intereses políticos.

Y desafortunadamente, el alcalde de la ciudad, en el mando desde principio de año, ha lanzado un desafortunado mensaje en el que afirma que la privatización del circuito ayudará a la seguridad del mismo, por lo que el futuro del circuito pasaría por la mencionada privatización.

Joao Doria, el alcalde, empresario de éxito, de hecho, lleva todo el año trabajando en la venta del circuito, rumoreándose recientemente una posible venta incluso a Pirelli. Doria ha insistido en que el circuito no es rentable, y que es necesario privatizarlo. Sus mensajes políticos, su deseo de desprender del trazado y los fallos de seguridad no parecen casuales, por mucho que cueste entender cómo ponerte a la Fórmula 1 en contra te puede ayudar a una venta.

De ratificarse que los fallos de seguridad han sido deliberados, a buen seguro que el Gran Circo no reaccionará notablemente, quién sabe si incluso rompiendo el acuerdo con Brasil. Quizás, lo que algunos buscaban desde el principio.