No son pocos los que mantienen que la llegada de Michael Schumacher a la Fórmula 1 supuso un punto de inflexión en la Fórmula 1. Michael era un piloto hiper disciplinado con tintes de atleta, lejos de la imagen de vividores que desprendían muchos pilotos de la época. No es que el peso del piloto no hubiese sido importante anteriormente, pero con Michael se alcanzó una nueva dimensión.

Los pilotos comenzaron a estar acompañados de preparadores físicos e incluso de nutricionistas. Los equipos recibieron estas medidas de buena gana, pues cuanto menos pese el piloto, más beneficios hay, así que pidieron más y más. Esto alcanzó quizás un punto crítico en 2009, con la introducción de un innovador y pesado sistema, el KERS. Los constructores no eran capaces de llegar al peso mínimo del vehículo y pedían a los pilotos colaboración.

Esto se tradujo en escenas dantescas, como la de un Robert Kubica famélico cuya imagen exterior distaba mucho de la de un atleta joven y sano. La Fórmula 1 no es un campeonato que sea ajeno a la imagen pública, y estas escenas acabaron teniendo gran repercusión hasta el punto de que se alteraron los pesos.

Sin embargo, fiel al refrán que dice que el hombre es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra, en esta era híbrida de la Fórmula 1, el peso ha vuelto a ser crítico y muchos pilotos lo han sufrido en exceso, especialmente los que más talla tienen o los que están en equipos más modestos, con menos medios a su disposición. Es el caso de uno de los pilotos más altos de la parrilla, Marcus Ericsson, que ha explicado en varias ocasiones que simplemente, corre con más peso que los rivales.

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Pilotos como Esteban Ocon o el recién llegado George Russell también conocen de primera mano el inconveniente de ser altos y por consiguiente, el mayor peso, a pesar de su más que delgada figura. Quizás más tarde de lo debido, pero la FIA ha vuelto a actuar en este aspecto, modificando la norma del peso mínimo entre piloto y asiento, la cual ha sido aumentada hasta los 80 kilos. Aunque los equipos seguirán pidiendo menos peso a sus pilotos, esta norma les limita los movimientos, al dejar menos margen de maniobra para jugar con los lastres.

Varios pilotos han sido preguntados al respecto, y todos han recibido la norma de forma positiva, incluso algunos como Lewis Hamilton, que nunca han tenido problemas en este aspecto. El propio Daniel Ricciardo admitía ‘morirse’ de hambre durante los fines de semana de Gran Premio, e incluso las limitaciones a la hora de entrenar para no coger más masa muscular de la deseada.

Romain Grosjean recuerda que estos años no han sido fáciles, y celebra también la llegada de la nueva medida afirmando que hará la vida de los pilotos mucho mejores.