Santino Ferrucci, piloto de desarrollo de Haas, estuvo al volante del VF-17 durante los pasados test de Hungría y reconoce que los Fórmula 1 de 2017 dan "un poco de miedo" cuando son llevados al límite.

El piloto americano de 19 años pasó de GP3 a Fórmula 2 en Hungría, por lo que pudo adaptarse a unas condiciones técnicas más exigentes de las que estaba acostumbrado hasta el momento. Sin embargo, reconoce que la velocidad de un F1 es algo inigualable.

"Todo es un paso masivo, de la GP3 a F2 fue grande. Con los frenos de carbono de F2 frené 30 metros antes, fue a 50 metros y tuve que volver a acelerar. Fue una experiencia estar en el coche de F1. Estaba acostumbrado a los frenos de F2 y F1 el punto de frenado es más o menos el mismo, no es un gran paso. El mayor paso es la velocidad, no hay nada como un coche de F1. Vas a 30 o 40 km/h más en cada curva, de cuarta a quinta marcha, y esa es la parte más complicada a la que acostumbrarse", explica a GPUpdate.com.

"No hay nada como la velocidad de un F1; es la parte más complicada a la que acostumbrarse"

Así, asegura que, a velocidades altas, los F1 rozan un límite que puede terminar contra las protecciones, por lo que reconoce que prefiere perder una décima para mantenerse en la pista, en lugar que pisar a fondo el acelerador.

"Con velocidades bajas y medias estoy seguro de que iba al límite. A alta velocidad, cada vuelta que doy es como medio km/h más, medio km/h más. El problema es que cuando encuentras ese límite, cuando pierdes el coche, simplemente pisa fuerte el freno, te aferras y tratas de recuperarlo. Este coche al límite puede dar un poco de miedo a veces, por lo que a alta velocidad prefiero rebajar unos pocos km/h, perder una décima, y estar seguro en lugar de arriesgarlo en cada vuelta", concluye.