El Gran Premio de Bahréin fue una carrera con un gran número de focos de atención, casi tantos como las luces que iluminan el circuito de Sakhir para permitir que el evento se dispute cuando ha caído el sol. La segunda carrera de la temporada de Fórmula 1 tuvo varios protagonistas y diferentes incidentes que fueron claves en el desarrollo de la prueba, por lo que algunos sucesos pasaron más desapercibidos que otros.

Un resultado que quizás quedó relegado a un segundo plano fue el noveno puesto de Marcus Ericsson. El piloto sueco sumó sus primeros puntos desde el Gran Premio de Italia de 2015, terminando con una sequía que ha durado 49 carreras y 945 días. Ericsson fue capaz de sacar todo el máximo partido a un Sauber que todavía no tiene el rendimiento suficiente para luchar por esas posiciones, pero aprovechó la oportunidad para sumar dos puntos para la estructura de Hinwil.

Desde la 17ª posición de la parrilla, Ericsson realizó una buena salida que le puso en la batalla por los puntos después del doble abandono de Red Bull. Sauber jugó sus cartas a realizar una sola parada, por lo que el sueco comenzó la carrera con los neumáticos blandos y alargó su parada hasta la vuelta 23, momento en el que puso la goma media. Aunque este paso por boxes le dejó aparentemente lejos del top 10, su ritmo le permitió ir recuperando posiciones realizando varios adelantamientos.

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Con esta arriesgada estrategia, Sauber confiaba en uno de los puntos más fuertes de Ericsson: la gestión de los neumáticos. El piloto cumplió con creces las expectativas del equipo y cuidó sus gomas a la vez que rodaba en buenos tiempos. A pesar de que perdió la octava posición en las últimas vueltas ante un Stoffel Vandoorne que tenía unos neumáticos más frescos, el noveno puesto es una gran inyección de moral tanto para Ericsson como para Sauber.

Ericsson ha podido finalmente demostrar el duro trabajo realizado junto a Sauber con un buen resultado. Aunque en los últimos dos años y medio fueran Felipe Nasr y Pascal Wehrlein los que sumaron los puntos para la escudería suiza mientras Ericsson se quedaba a cero, estas estadísticas no eran un fiel reflejo de la realidad, donde estuvo por delante del brasileño y a la altura del alemán.

Carreras como el Gran Premio de México de 2016, donde Ericsson se recuperó de un accidente en la primera vuelta que pudo obligarle a abandonar para terminar en undécima posición, fueron una muestra del potencial del cuestionado piloto sueco. Sauber no dependía de sí misma para sumar puntos al quedar relegada al fondo de la parrilla y se encomendaba a sucesos externos, ya fuera la lluvia, abandonos por delante o un coche de seguridad que saliera en el momento justo. Nasr y Wehrlein pudieron aprovechar en su momento carreras con sucesos poco habituales, mientras que Ericsson no gozó de esta suerte hasta ahora.