Sebastian Vettel, tricampeón mundial y actual líder de la general, ha querido hacer su particular clasificación de los mejores monoplazas de la historia de la Fórmula 1 para Sport Bild.

El alemán, sorprendentemente, no ha considerado uno de los Red Bull que le han llevado al título como el mejor para él, sino que tal honor se lo ha llevado el McLaren MP4-8 que pilotó Ayrton Senna en 1993 y que, pese a no estar a la altura del Williams de Alain Prost, logró llevar hasta la victoria en cinco ocasiones aquél año.

Aquella fue la última temporada del brasileño en McLaren ya que, al año siguiente, puso rumbo a Williams en el año en el que el mundo de la Fórmula 1 enmudeció cuando Senna se dejó la vida en la curva Tamburello del trazado de Imola el 1 de mayo de 1994.

"Mi coche favorito absoluto. Este fue mi primer coche a escala. McLaren no tuvo el mejor coche esa temporada, pero (Ayrton) Senna se las arregló para ganar cinco carreras (Brasil, Reino Unido, Mónaco, Japón y Australia)".

Segundo es el RB6 de 2010, con el que logró coronarse como campeón del mundo más joven de la historia con 23 años y 134 días aunque, por las disputas internas con su compañero Mark Webber, tuvo que esperar hasta la última carrera en Abu Dhabi, en la que Ferrari falló con su estrategia y dejó escapar el que hubiera sido el tercer título de Fernando Alonso, quién llegó líder a aquella prueba, y con el que se habría proclamado tricampeón más joven de la historia.

"El arma definitiva, el mejor coche del año. Si no hubiéramos ganado el título ese año, hubiera sido una decepción masiva para nosotros".

En el último escalón del podio particular de Vettel, el alemán sitúa su RB7 de 2011 con el que logró su segundo campeonato y, hasta el momento, el más claro de los tres que tiene. Dominó la temporada con 11 victorias de 19 posibles, a las que sumó cinco segundos puestos, un tercero -en Japón, donde se coronó como campeón a falta de cuatro pruebas-, un cuarto y tan sólo un abandono.

"El coche con el que conseguí mi segundo mundial, fue un todo terreno; Tenía una fiabilidad fuerte y era rápido en cada circuito".

A las puertas del podio se queda el Brabham BT46B de 1978. Un monoplaza polémico por el gran ventilador que incorporaba en su parte trasera, el cual aumentaba el flujo de aire por debajo del monoplaza y, por ende, incrementaba la adherencia. Sin embargo, los elementos móviles estaban prohibidos y, pese a que Gordon Murray alegó que era un ventilador de enfriamiento, el monoplaza fue declarado ilegal tras la victoria en su debut (Suecia).

"El coche de Niki Lauda con un gran ventilador en la parte trasera. Después de una victoria en Suecia, fue prohibido".

Finalizando el top cinco, Seb sitúa al Lotus 72 de 1970 con el que Jochen Rindt alcanzó la gloria y la tragedia. El austríaco logró ser el campeón del mundo aquél año, aunque no pudo celebrarlo ya que la desgracia llegó en Monza -a cinco pruebas del final- durante la sesión de libres, en la que Rindt se fue contra las barreras en la Parabólica y nada se pudo hacer por su vida.

Tal hecho supuso que, hasta el día de hoy, Rindt sea el primer -y único- campeón del mundo póstumo en Fórmula 1 ya que Jackie Ickx se quedó a 5 puntos del título.

"Bonito pero trágico. Jochen Rindt fue campeón del mundo esa temporada, pero también se estrelló durante una sesión en Monza".

En sexta posición, el Ferrari más dominante de los últimos tiempos, el F2002 que otorgó el quinto título al Kaiser, Michael Schumacher. Tal fue el dominio de este monoplaza, que de las 17 carreras disputadas, 15 fueron vencidas por el monoplaza de Maranello -11 de ellas del piloto alemán-. Es por eso que Vettel pueda ver cierto paralelismo entre este monoplaza y el RB7 con el que apabulló él en 2011.

"Este Ferrari fue un ganador nato. Michael Schumacher parecía ser capaz de jugar con la competición. No es de extrañar que fuera campeón del mundo en Francia".

Vettel situó en séptimo lugar al McLaren MP4-13 de 1998. Este monoplaza, diseñado por Adrian Newey, coronó a Mika Hakkinen con ocho victorias aquél año y con el primero de sus dos títulos en la Fórmula 1 (el otro lo ganaría al año siguiente).

"Este coche compitió cuando los neumáticos rayados se seguían usando, así que lo recuerdo bien. Fue una creación muy bonita de Adrian Newey que pareció irle ‘como anillo al dedo’ a Mika Hakkinen".

Octavo ha colocado al Williams FW14 de 1992 también diseñado por Adrian Newey, que llevó a Nigel Mansell a su único título mundial, el cual ganó de manera incontestable con nueve victorias de 16 posibles, a las que sumó otros tres segundos puestos para no dar opción a sus rivales. En dicha temporada, su compañero Ricardo Patrese, fue segundo a 52 puntos de distancia cuando el ganador se llevaba sólo 10 puntos y no 25 como en la actualidad.

"Otra vez un coche fantástico de Adrian Newey", añadió Vettel. "Nigel Mansell fue el ganador del mundial. Creo que ese coche tenía una suspensión activa, lo conducía como si fuera sobre raíles.

En el noveno lugar, encontramos el Mercedes W196 de la temporada de 1954 en el año del regreso de las 'Flechas Plateadas' a la Fórmula 1. Fangio ganó cuatro de las nueve carreras de ese año con este monoplaza (logró otras dos más con Maserati antes de subirse al Mercedes), lo que supuso su segundo título en la categoría con un gran dominio sobre sus compañeros de equipo en carrera (24-1) y en calificación (27-1).

"Un coche legendario, que marcó la vuelta de Mercedes a las carreras y con el que, naturalmente, Juan Manuel Fangio fue el campeón del mundo esa temporada", afirmó el alemán.

Por último, de su ranking particular, el monoplaza con la clasificación más baja es el Brabham BT52B de 1983, el cual llevó a Nelson Piquet a su segundo campeonato, además de ser el primero y último de BMW en la Fórmula 1 hasta el momento. Vettel tiene especial debilidad por la marca alemana ya que debutó en la F1 con ellos en el GP de Estados Unidos de 2007 sustituyendo a Robert Kubica tras su grave accidente en Canadá.

"Este coche dio a BMW su último campeonato del mundo con Nelson Piquet. El coche tenía más de 1.500 caballos de potencia en la calificación –se decía- y era más un cohete que un coche. Me encantaría conducirlo".