Lewis Hamilton se llevó la victoria en el Gran Premio de Brasil, pero no lo tuvo nada fácil. El piloto británico comenzó la carrera en Interlagos desde la pole y se mantuvo en el liderato hasta que Max Verstappen le alcanzó gracias a una mejor estrategia. El neerlandés le arrebató la cabeza de la carrera hasta el momento en el que sufrió un choque con Esteban Ocon mientras el francés intentaba desdoblarse, situación que aprovechó Hamilton para recuperar el liderato.

Hamilton cruzó la línea de meta con menos de un segundo y medio de ventaja sobre Verstappen tras quejarse por la radio de problemas en el motor de su Mercedes en repetidas ocasiones. Si bien parecían unos mensajes sin gran importancia, desde el equipo de Brackley han revelado que la unidad de potencia de Hamilton estuvo a punto de romperse, lo que le hubiera costado la victoria en Brasil.

Toto Wolff explicó la situación tan crítica que se vivió en todo el equipo, incluso en la fábrica. “Tenemos a los trabajadores del motor aquí y también en la base. Hay como una decena de canales abiertos y en uno podíamos oír ‘Lewis Hamilton, fallo de motor inminente. Va a romperse en la próxima vuelta’. Subí el volumen y dije ‘Perdona, ¿qué?’ y me respondieron que había un problema enorme en el motor”, relató.

“Decían que iba a fallar en la siguiente vuelta, pero no lo hizo. Me comentaron que el escape estaba a punto de fallar y estaba superando todos los límites de temperatura. Empezaron a arreglarlo bajando la potencia de todo. Las temperaturas descendieron de 1.000 a 980 grados, pero seguían siendo demasiado altas. Fue algo realmente horrible, añadió el director de Mercedes.

Finalmente, el motor de Hamilton aguantó y el británico sumó su décima victoria de la temporada, además de sumar unos puntos clave para que Mercedes se asegurara su quinto mundial de constructores consecutivo. De esta manera, la marca alemana extiende una temporada más el dominio impuesto desde el comienzo de la era híbrida en Fórmula 1.