A diferencia de Azerbaiyán, donde la degradación de los neumáticos fue escasa, en Austria vivimos uno de los episodios de 'blistering' más exagerados en lo que llevamos de año.

Lo cierto es que la mayoría de los pilotos de la parrilla sufrieron con el calentamiento extremo de las gomas, especialmente con las traseras. Mercedes volvió a experimentar sus habituales problemas para hacer funcionar los neumáticos, lo que no impidió que Bottas se hiciese con la victoria finalmente.

Las quejas por radio se tornaron frecuentes en el ecuador de la prueba, poco antes de que se realizasen la mayoría de las paradas. Los neumáticos debían de estar alcanzado una temperatura crítica en su interior, causa principal de la aparición de las ampollas en la superficie de las gomas.

Pese a ello, no resultó un grave problema para los equipos. Como decimos, Mercedes suele sufrir más con los neumáticos que Ferrari, por ejemplo, aunque no resultó ser un condicionante tan extremo como para decantar el devenir de la carrera del lado ferrarista.