"Vimos comenzar a llover desde el garaje y, por un momento, parecía muy fuerte. La situación era divertida porque, saliendo, sabíamos que la pista estaba mojada, pero no parecía caótica", ha explicado Daniel Ricciardo que se vio obligado a abandonar la carrera en Sepang a cinco vueltas del final del Gran Premio.

"Fuera del box quise darlo todo porque sabía que íbamos a empezar con los neumáticos intermedios y quería conseguir un buen 'feeling' con ellos en esas condiciones. Me metí en la curva, comenzó el aquaplaning y tuve un momento de '¡Oh Dios!' mientras me deslizaba hacia la grava".

"Por supuesto, no quería que la carrera terminase antes de que empezara. Afortunadamente, me las arreglé para mantener mi momento y lo saqué de allí", ha añadido el piloto de Toro Rosso.

De esta forma, Ricciardo llegó a la formación de la parrilla ya con el suelo de su STR8 dañado. "Al bajarme del coche en la parrilla miré y el suelo estaba bastante dañado. Los mecánicos hicieron lo que pudieron para arreglarlo en la parrilla, pero había mucho más de lo que ellos podían hacer en ese corto periodo de tiempo disponible".

"Comencé la carrera un poco comprometido. Así es como sucedes a veces, pero no obstante, estaba bastante enfadado", ha confesado el 'aussie'.

Sobre la salida del GP de Malasia, donde finalmente terminó decimoctavo, Ricciardo ha recordado que "en sí misma estuvo bien". Desde la decimatercera posición, tenía por delante de él al C32 de Nico Hulkenberg, así como a Romain Grosjean y Kimi Raikkonen –undécimo y décimo respectivamente–. "Logré ganar un par de posiciones en la primera vuelta y creo que tenía delante a los dos Lotus. Ellos son más rápidos que nosotros pero me las arreglé para mantenerlos detrás".

"Nosotros no éramos particulamente buenos con los intermedios, pero lo hicimos bien", ha añadido el de Perth. "Creo que paramos en el momento adecuado para los neumáticos de seco, pero nos estaban matando en las curvas rápidas con subviraje debido a los daños".