Antonio Félix da Costa es, ahora más que nunca, el candidato número uno a ocupar el asiento que dejará vacante Daniel Ricciardo en Toro Rosso el próximo año.

El joven de 22 años sorprendió a propios y extraños la temporada pasada con un gran rendimiento en la segunda parte del año -coincidiendo con su entrada en el Red Bull Junior Team- y no sólo luchó hasta el final por el título de las GP3 Series -que se llevaría Mitch Evans- sino que tras sustituir a Lewis Williamson en el equipo Arden Caterham de Fórmula Renault 3.5 a partir del cuarto evento, el portugués logró seis podios (4 de ellos victorias) en las seis rondas restantes (compuestas por dos carreras cada una).

Así, tras confirmar que se centraría por completo en las World Series durante 2013 de cara a un hipotético salto a la F1 la temporada que viene, se situó como uno de los claros favoritos al título tras el rendimiento mostrado en 2012.

Sin embargo, además de encontrarse con dos grandes talentos -ambos del programa de pilotos de McLaren- como son Stoffel Vandoorne y Kevin Magnussen -actual líder-, los problemas no han parado de perseguirle y, actualmente, ocupa la quinta posición de la general a 68 puntos del danés con tan sólo tres rondas por disputarse.

Es por eso que el luso espera que, con la llegada de los circuitos en los que despuntó la temporada pasada, pueda probar una vez más que está preparado para dar el salto a la máxima categoría.

"Ahora sabemos que, oficialmente, la oportunidad está ahí y todo depende de mis resultados en World Series", confesó a Autosport. "Eso no afecta a mi concentración. Es presión extra, pero quizás necesitamos cogerla y convertirla en presión positiva. La forma en la que tengo que pensar es que si la gente habla sobre mí yendo a la Fórmula 1, es porque soy buen piloto", continuó. "Sé que si tengo un gran final de temporada, el sitio vendrá. Es la forma en la que tenemos que verlo".

Así, con tan sólo una victoria en su haber esta temporada, el portugués es consciente de que necesita algo más para que Red Bull le de la oportunidad de subirse a un monoplaza de la parrilla del Gran Circo. Quiere que los resultados hablen por si solos sin necesitar excusas, aunque sean justificadas ya que esta temporada ha tenido pocas carreras sin problemas mecánicos durante el fin de semana.

"Al final, los jefes quieren resultados, no explicaciones", dijo. "Es mi trabajo resolver los problemas y darles resultados por los que tengan razones para ascenderme. Saben lo que está ocurriendo y nos están dando momentos difíciles, a mí y a los que me rodean, pero es como debe ser y lo respeto. Si no podemos soportar la presión ahora ¿por qué habríamos de ser capaces de manejar la lucha por el mundial de F1?", concluyó.