Carmen Jordá ha vuelto a conceder una entrevista. No ha sido a un medio del motor, sino a la revista ELLE, dentro del marco de una campaña de la marca Intimissimi, especializada en lencería. En ella, Carmen ha vuelto a hablar de sus comienzos, de las exigencias del mundo de la competición y también, de Fórmula 1.
“Mi padre siempre cuenta que, cuando yo tenía cinco años, fuimos una mañana a la feria porque quería probar los coches de choque. Una vez allí, me empeñé en conducir uno de adulto porque era más grande. Él se puso a mi lado y, al llegar a final de pista, contravolanteé. Sorprendido, dijo: ¡Cómo puede ser! Si yo no te lo he enseñado… Me hizo repetirlo y lo hice. Entonces exclamó ¡Esta niña lo lleva en la sangre! Y los genes han demostrado la fuerza que tienen.”, comentaba Jordá sobre los comienzos que la han llevado a lo es hoy en día.
La alicantina afirmó que no siempre fueron fáciles los comienzos, en los que incluso llegaba a sacrificar su corte de pelo. “No siempre ha sido fácil. De niña tuve dudas y llegué a cortarme el pelo yo misma, porque quería parecerme al resto de compañeros del campeonato. No entendía que mi madre me pusiera vestidos y coletas cuando yo solo deseaba ser como los demás. Con el tiempo, me di cuenta de que ambas cosas eran compatibles.”
“Mi hermana y sus amigas jugaban a las barbies y yo, al Scalextric. Mis amigas hacían balé y yo yudo. En el colegia todas iban con muñecas y yo quería un balón. Y cuando me subí al kart, fue una revelación. Empecé a entrenar y dejé de verlas. Ellas se iban al cine y yo al circuito.”, puntualizaba Carmen. “Todos los fines de semana practicábamos con los karts en los que él corría (su padre y su primo) en sus tiempos de piloto.”
Carmen también recuerda su primer contacto con la Fórmula 1, el día que su padre la llevó al circuito, a visitar a un piloto con raíces valencianas, conocido en España, sobretodo, por las paellas de su madre. “Mi padre me llevó a los boxes de Heinz-Harald Frentzen, un piloto alemán amigo suyo, y no pude dormir en toda la semana. Solo tenía neumáticos en la cabeza.”
“El automovilismo me ha ayudado a crecer personal y profesionalmente. Ante todo, me permite estar en lo que es mi pasión, y trabajar con la determinación y la capacidad de sacrificio que hay que tener en este deporte.”, afirma Carmen, que disputó sus últimas carreras en la Renault Trophy de 2016. “Soy más que un rival para los hombres, porque no soportan que una de nosotras vaya por delante de ellos. Quiero demostrar que no somos menos; quiero ser el referente femenino”
“Podemos ser ambiciosas, tener éxito y pelear por algo sin dar de lado nuestra feminidad. Debemos acabar con este estigma y animar a las generaciones futuras a que sean ellas mismas y alcancen sueños, por muy difíciles que sean.”, aseguró Carmen, preguntada por la feminidad dentro del motor. “La determinación, la ambición y la dedicación. Es tan importante el trabajo diario y la constancia como saber encajar las derrotas y empezar de nuevo.”, explicó Carmen sobre cómo abrirse paso en este mundo.
Y es que, según Jordá, las desventajas respecto a los hombres la llevan a tener que entrar más que ellos. “Tengo que prepararme físicamente más que ellos. Mi cuello no es el de un hombre. Esa zona y los brazos sufren mucho por las aceleraciones, las frenadas, los pasos por curva… Por la fuerza ‘G’ a la que los sometes. Vas a 300 kilómetros por hora y pasas a 140 kilómetros por hora en un par de segundos.”
La valenciana también fue preguntada si el correr en pista da más gusto que ligarse a Ryan Gosling. “Buena comparación, aunque pocas cosas te aportan las sensaciones que te da pilotar un Fórmula 1”, afirmó Carmen.
