La temporada 2011 ya engrosa los libros de historia de la Fórmula 1, una peculiar enciclopedia que, en sus tomos más recientes, repite con frecuencia el nombre de Sebastian Vettel y de ese toro bermejo, terciado y astifino llamado RB7 con el que, un año más, el diestro de Heppenheim ha tomado mando en plaza. Y es que no se le puede negar la trascendencia, siquiera estadística, a un piloto que consigue 11 victorias, 15 Poles y 392 puntos en apenas ocho meses. Entregado en su trabajo y valeroso con el estoque de la calificación (quién sabe si el dedo índice que muestra con tanto ahínco es una metáfora de su afilado acero), Vettel tiene que encabezar cualquier reseña a este año de carreras.

El caso del bicampeón germano nos servirá, sin embargo, para hablar de otros gladiadores que habitan las parrillas desde hace largos años con menor fortuna. Son grandes nombres, figuras de ésas que la Fórmula 1 necesita para construir su erótica de mitos y leyendas. Algunos de ellos contribuirán a que la Fórmula 1 tenga más campeones que nunca en la parrilla de 2012, seis. La pregunta es, ¿merecen estar todos ahí arriba?

PELIGRO, VUELVE 'ICEMAN'
El último en aterrizar se llama Kimi Raikkonen, y no pilota un Fórmula 1 desde hace dos años, los mismos que lleva probando suerte, sin encontrarla, en el Mundial de Rallyes. Kimi ganó 13 de las 23 exiguas carreras que disputó en monoplazas antes de llegar a la Fórmula 1 de la mano de un impresionado Peter Sauber. Su talento natural impacta a cualquiera, pero su indisciplina también. Ganó el Mundial 2007 de carambola y, aunque nos regaló fantásticas actuaciones en momentos puntuales, la desmotivación pudo con él en 2009, cuando Ferrari le hizo el vacío para recibir a Fernando Alonso al año siguiente. Sin duda, Lotus ha visto en Raikkonen un piloto más talentoso que sus actuales paladines, y eso constituye un motivo para ficharlo. Pero, ¿es el principal? Seguramente no. Su marketiniana irreverencia, su frialdad expresiva y, sobre todo, su nombre de Campeón han pesado mucho en un contrato que priva a otro joven talento de su oportunidad de demostrar su valía a bordo de un F1.

Quien suscribe desearía ver a un Raikkonen combativo y veloz como en sus mejores días, pero es más probable que su retorno sea duro y complicado, difícil de digerir por un espectador medio. Entonces, ¿por qué le han ofrecido un asiento? Para responder consultamos a una estrella aún emergente, un piloto bravo pero sin galones en la F1, el campeón de la F3 Euroseries, Roberto Merhi: "Los equipos sólo apuestan por pilotos jóvenes cuando llegan con el bolsillo muy lleno, de lo contrario se quedan con veteranos". Continúa el argumento el ganador del GP de Macao, el también español Daniel Juncadella: "En la F1 se buscan pilotos que acaben carreras y sumen puntos, que no choquen, que no intenten hacer cosas imposibles. Es algo contrario a lo que hacemos los jóvenes para llegar hasta allí. En cualquier categoría de acceso tienes que resaltar, adelantar cuando nadie lo espera, recuperar siete u ocho posiciones…". Con esta política nunca hubiera debutado Lewis Hamilton ni Kamui Kobayashi, por poner ejemplos cercanos en el tiempo. Hoy en día, Kimi Raikkonen no tiene más opciones de ganar un Mundial que jóvenes como Nico Hulkenberg ó Edoardo Mortara, pero estos pilotos de trayectoria intachable difícilmente recibirán la oportunidad que buscan desesperadamente si los equipos no cambian de filosofía.

Esta insoportable levedad del piloto, como seguramente la definiría Milan Kundera, es nueva por mucho que Nigel Mansell tuviera que empeñar su casa y su coche para seguir en las carreras hace más de 30 años, o que Niki Lauda necesitara el apoyo del banco austríaco Raiffeisen para llegar a la Fórmula 1. A fin de cuentas, un día Colin Chapman le dejó un Lotus a Mansell para que debutara sólo a cambio de su talento, y Enzo Ferrari tampoco le pidió más a Niki para que escribiese su trayectoria hacia el tricampeonato.

El caso de Michael Schumacher también merece mención, por más que su rendimiento haya repuntado esta temporada para igualar prácticamente a Rosberg. Pero, ¿qué pasaría si Romain Grosjean hubiera pilotado el Mercedes número 7? Y si le hubieran dado un volante en Team Lotus, ¿hubiera sacado los colores a un Kovalainen que parece tan veloz con Trulli a su lado? En Williams es posible que hubiera conseguido más que los cuatro puntos que ha colectado este año Rubens Barrichello. Desde estas páginas no queremos jubilar a ningún veterano de la F1, pero no podemos negar la evidencia: el talento, las ganas y las gestas construyen la leyenda, nunca al contrario.