Valtteri Bottas ha analizado las carencias de su FW35, el monoplaza que tan sólo le ha permitido brillar en condiciones singulares en Canadá y que, pese a las buenas sensaciones del pasado año, no les ha permitido más que sumar un punto en lo que va de temporada [logrado por Pastor Maldonado en Hungría n.d.r].

Es por eso que el finlandés, se rinde a la evidencia de lo mucho que tiene que mejorar el monoplaza de los de Grove, aunque confía en que todo lo que aprendan esta temporada, les sirva para acercarse al resto en 2014 con la nueva reglamentación.

"Creo que nuestro coche es, a veces, impredecible y difícil de pilotar pero creo que comparado con el del año pasado estamos más o menos al mismo nivel, quizá incluso un poco mejor," afirmó Bottas a ESPN. "Es un hecho que el resto ha mejorado mucho desde el año pasado y nosotros no. La base, no era suficientemente buena, ése es el problema. Pero, como sabemos, el año que viene llega un gran cambio de reglas y esperemos que entonces tengamos tiempo para cazar al resto".

El que fuese campeón de las GP3 Series en primera edición, no cree que haya áreas concretas en las que trabajar, sino que necesitan mejorar en todas y cada una de ellas para dar pasos que realmente les lleven hacia delante.

"Creo que podemos mejorar en todo, desde la manera de reglar el coche al rendimiento en clasificación, las salidas, las primeras vueltas, la gestión de los neumáticos, hay mucha cosas pero, para mí, no ha habido sorpresas ni áreas problemáticas. Tenemos que trabajar en todas las áreas," añadió.

Sin embargo, Bottas está "razonablemente contento" con su primera mitad de temporada más allá del rendimiento del coche.

"Aún es mi primer año. Estoy cerca de Pastor, más o menos. He hemos estado muy cerca durante todo el año, así que creo que está bien", confesó. "Es una buena referencia para mí como compañero, porque todo el mundo sabe que es rápido y ha ganado una carrera. Estoy aprendiendo en todo momento y hay cosas que podría haber hecho mejor, pero esa es parte del aprendizaje," concluye el hombre de Williams.