El Clio Williams es el más reciente de los modelos míticos de esta comparativa y el único que no proviene de la década de los 80. Comenzó a venderse a finales del año 1993 para celebrar el título de campeón del mundo de Fórmula 1 que logró en esa temporada Nigel Mansell a los mandos del Williams-Renault y se mantuvo en catálogo hasta 1996, siendo considerado como el coche más deportivo de su categoría en esta época.

Entre los clásicos que os presentamos también ostenta la mejor relación entre peso y potencia, 7,14 kg/cv, y goza de un planteamiento muy similar al de su descendiente, el actual Clio Sport. No tienen turbo y en lugar de confiar en la sobrealimentación montan rabiosos propulsores de 2.0 litros con 145 y 201 caballos respectivamente, que permiten al conductor apurar al máximo las revoluciones y disfrutar de una conducción muy pura y emocional.

El motor del Williams es si cabe más sensacional en la parte baja del cuentavueltas. Sale con fuerza desde parado y aunque en la zona intermedia es algo más comedido, no deja de ganar revoluciones con brío reservándose una buena estirada final.

Por lo demás, los asientos son cómodos, la dirección muy precisa y algo más llevadera en ciudad que en otros coches de este tipo. El cambio de cinco velocidades tiene un manejo rápido y preciso pese a la edad y estéticamente no tiene nada que envidiarle al Clio Sport, que en vivo infunde respeto por su mayor envergadura (4,02 metros de largo por 3,71 del veterano) pero también por su trabajada carrocería, que dispone de elementos como el difusor trasero, en clara alusión al mundo actual de la Fórmula 1, otro punto en común.

Ya en el interior, seguimos apreciando similitudes en la decoración, como los cinturones de seguridad de diferente color o el clásico cambio manual, de cinco y seis velocidades respectivamente. En marcha, el modelo actual también resulta apasionante y aunque no sale con la misma decisión que el Williams -entre otras cosas por su mayor peso (214 kilos extra)- pero recupera terreno con facilidad gracias a la elasticidad de un motor que alcanza las 7.100 rpm.

Pero si por algo se caracterizan ambas versiones es por la eficacia de sus chasis, bien afinados para agarrarse como lapas en cada curva y sorprendentemente capaces de salvaguardar un nivel de confort más que aceptable para el conductor.

En conducción deportiva el Sport impone su mayor distancia entre ejes y ancho de vías, así como unas ayudas electrónicas bien calibradas que resultan claves para vencer con notoriedad en este apartado. Sí, el Williams se muestra algo más crítico de comportamiento, pero al bajarnos de su asiento no tenemos la más mínima duda de que hemos conducido un pedacito de la historia más brillante de Renault. Reúne la deportividad y el encanto intrínsecos a las series especiales y aunque no sea tan rápido y eficaz como su ‘nieto’, tengo la sensación de que con el tiempo éste último no será tan apreciado y exclusivo como el primero.

* Agradecemos la colaboración de Yamotor.com, que nos cedió este excelente Renault Clio Williams. Haciéndote socio podrás disfrutar no sólo de este tipo de coches, sino de otros muchos clásicos los fines de semana sin preocuparte de nada más que conducirlos.

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