Llevábamos tiempo advirtiéndolo, en el centro Londres se había declarado una auténtica guerra entre sus adinerados vecinos y los todavía más ricos jovénes árabes, que tenían estas calles a modo de pasarela particular. En estas vías lucían sus superdeportivos y por ello eran conocidos como 'Millionaire Boy Racers'. Acostumbraban a hacer resonar los propulsores V8, V10, V12 y hasta W16 –como atestigua la imagen– para llamar la atención de los viandantes algo que sin duda conseguían, pero a costa del descanso de los demás.

A partir de ahora, quienes quieran disparar los decibelios con sus escapes, salir quemando rueda o protagonizar carreras ilegales, se enfrentarán a sanciones de hasta 1.000 libras, algo más de 1.300 euros al cambio. Así lo determina la nueva normativa 'Public Spaces Protection Order'–PSPO– aprobada recientemente por el ayuntamiento de la capital inglesa.

La zona de especial protección va desde Knightsbridge y los barrios de Kensignton hasta Chelsea, un área habitualmente plagado de superdeportivos. Por supuesto, la medida ha sido aplaudida por los vecinos, así como por los propietarios de los establecimientos y otros negocios de la zona que veían peligrar su actividad por este comportamiento incívico.

La ley establece como actitudes que acarrean sanción: sobrerevolucionar el motor de forma innecesaria, realizar aceleraciones agresivas, quemar rueda o competir con otro automóvil de cualquier forma. También habrá multas para aquellos que mantengan el motor de su coche encendido sin que sea preciso, para los que obstruyan el tráfico o para los que circulen con la música demasiado alta o hayan un uso abusivo de la bocina. En definitiva, el centro de la ciudad se blinda ante los 'macarras'.