Ya han pasado más de 60 años desde que la primera unidad salió de la fábrica francesa en 1948, pero el Citröen 2CV mantiene un carisma sólo comparable a otros modelos míticos y que cambiaron la historia del automóvil como pueden ser el Mini o el Escarabajo. Además, goza de una segunda juventud de la mano de los clubes clásicos y de los aficionados que lo guardan como oro en paño en su garaje. Aunque también hacen kilómetros y sin duda uno de los mejores lugares donde dirigirse este año con tu 2CV ha sido la localidad francesa de Salbris.
En ella y de la mano de la Asociación de Clubs del 2CV de Francia se ha organizado la ya clásica Reunión Mundial de Amigos del Citröen 2CV que alcanzaba este año su decimonovena edición. Si ya en años anteriores había sido un éxito con miles de inscritos, este año se han superado las expectativas. Nada menos que casi 7.000 Citröen 2CV se reunieron en estas jornadas celebradas del 26 al 31 de julio, en las que los aficionados de muchos países –incluidos numerosos asistentes españoles- pudieron compartir experiencias.
Sin duda una de los grandes atractivos de esta concentración es su programa que cuenta con múltiples actividades para mayores y pequeños como varias exposiciones en las que participan los vehículos de los participantes, un museo dedicado en los 2Cv de los años 50 y 60, mercadillo de piezas, música en vivo y hasta un campeonato mundial de desmontaje.
El Citröen 2CV nació a partir del proyecto TPV de los años 30 que debía transportar a 4 personas y 50 kilos de patatas a una velocidad máxima de 60 kilómetros por hora. Debido a la Segunda Guerra Mundial su lanzamiento se retrasó hasta el Salón del Automóvil de Paris en 1948 con un motor bicilíndrico de 375 centímetros cúbicos y 9 caballos. El éxito desde entonces ha sido enorme, con más de 5 millones de unidades fabricadas hasta 1990 donde finalizó su producción.
