Sean bienvenidos a nuestra clase particular de enología automovilística, una experiencia sensorial ambientada en las modernas Bodegas Portia que tendrá, como no podía ser de otra manera, un objetivo doble: aprender a reconocer los matices que distinguen a dos de los deportivos más cotizados del momento –los BMW M4 y Nissan GT-R– pero sobre todo a disfrutar exprimiéndolos en carretera hasta sacarles todo el jugo.

Comenzaremos esta peculiar cata empleando el sentido de la vista y es que como los mejores vinos, dos automóviles que rondan los 100.000 euros deben presentar una apariencia irresistible. Este requisito no les ha pasado inadvertido a ninguna de las dos marcas, pero en BMW han sido realmente aplicados 'elaborando' un kit estético adicional que se presenta como pack M Performance y que es sencillamente espectacular. El germano logra así acaparar nuestra atención con elementos como la parrilla delantera realizada en negro, la rejilla lateral en brillo o el spoiler y las cubiertas de los retrovisores, que son de fibra de carbono y combinan a la perfección con el techo, realizado en este material para todos los M4 a excepción –claro está– del Cabrio.

MUY APETECIBLES

De este mismo material son varias de las inserciones que luce el interior, incluida una moldura del volante. El resto está forrado en Alcántara y provisto de indicadores led y hasta una pantalla LCD que muestra datos de telemetría y se maneja desde dos botones ocultos en la zona donde descansan los pulgares.

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Sí, seguro que te has fijado en que los escapes tampoco son los de serie; están firmados por Akrapovic y por sí mismos añaden 4.700 euros al precio de esta unidad –reflejado en la ficha técnica– pero recuerda, estamos empleando únicamente nuestros ojos de modo que no deberíamos decir esto pero... ¡cómo suena!

Por su parte, el GT-R parece asistir impertérrito a todas nuestras observaciones sobre su rival. Él no ha requerido tantas horas de maquillaje para acudir a nuestra cita y, sin embargo, presume de una salida cuádruple con tubos de diámetro superior, como el de sus llantas que rematadas en color de negro –son de 20 pulgadas frente a las de 19 de su oponente–. Exactamente lo mismo sucede con el alerón, capaz de generar una gran carga aerodinámica debido a su mayor altura.

Por conocido, el nipón quizá no llamó tanto nuestra atención en primera instancia, pero en la calle sucede exactamente lo contrario.

El GT-R acapara todas las miradas y es inmediatamente reconocido como uno de los 'elegidos', un verdadero supercar que ha salido a pasear junto con un cupé deportivo hormonado. No seremos nosotros los que contradigamos al respetable, pero basta con revisar las dimensiones de ambos modelos y su configuración mecánica para caer en la cuenta de que no están tan lejos. De hecho, miden prácticamente lo mismo, incorporan sendos propulsores biturbo de seis cilindros y si bien la potencia de uno es 119 caballos superior a la del otro, esta cifra no resulta tan determinante cuando hablamos de motores por encima de los 400 y para colmo, el M4 también declara en la báscula 168 kilos menos que su oponente gracias a la propulsión trasera.

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AGUDIZA TUS SENTIDOS

Los primeros kilómetros de carretera de montaña nos sirven para agitar poco a poco a nuestros protagonistas. Son los primeros compases de toda prueba y aunque el tacto nos ha permitido detectar que el anagrama 'M Performance' del salpicadero tiene relieve porque es una simple pegatina, gracias a éste también disfrutamos del resto de elementos que recubren un interior al que no le falta detalle. Los materiales son agradables, la insonorización exquisita y la gestión electrónica nos permite amoldar la respuesta de la mecánica a nuestras necesidades.

Tanto la dirección como el acelerador, la suspensión o el cambio se regulan de forma independiente y su funcionamiento es radicalmente distinto si elegimos su posición más amable o una de las dos deportivas, algo que se agradece tanto para maniobrar en ciudad como ahora, cuando queremos guiarlo con precisión a un ritmo cada vez más elevado. En este M4 todo funciona a la perfección, la dirección resulta firme y precisa, el propulsor empuja con contundencia a medio y alto régimen, el cambio es rapidísimo y la suspensión mantiene pegado al suelo un bastidor que además, demuestra una gran capacidad para entrar en las curvas cuando apuntamos al vértice. Lo que es imposible de comprender desde esta posición es cómo al ritmo al que vamos seguimos teniendo una mancha blanca pegada al retrovisor que se llama Nissan y se apellida GT-R.

El GT-R oculta elementos de competición bajo su apariencia de deportivo de calle, con el M4 sucede lo contrario.

No lo habíamos comentado, pero para ponérselo todavía un punto más difícil al vitaminado M4, le estamos enfrentando al Track Edition, una variante del deportivo nipón que ha seguido el camino contrario a este M Performance pues antes se denominaba Track Pack y contaba con un interior aligerado, barras anti-vuelco, amortiguadores Bilstein y tanto frenos como neumáticos específicos. Ahora, se trata básicamente del mismo bólido de circuito pero 'camuflado' con plazas traseras y una dieta menos estricta, aunque al cambio de volante no puede disimular su origen. Pronto apreciamos una suspensión dura sin contemplaciones, un pedal del freno que exige ser acariciado y un acelerador que aprender a dosificar. Y da igual el modo de conducción que seleccionemos.

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MAGNÍFICA DEGUSTACIÓN

A baja velocidad, estas reacciones son comunes en la mayoría de los superdeportivos pero claro, cuando incrementamos el ritmo nos encontramos con todas las ventajas de golpe. El V6 biturbo tiene un nervio diferente, sube de vueltas con mayor rapidez y se reserva una pegada extraordinaria para la gama final de revoluciones. Es incontestable y además, este poderío se transmite de forma directa a las cuatro ruedas gracias a la transmisión de doble embrague y seis marchas, dotando al conjunto de una motricidad que es la ventaja definitiva.

El ritmo del GT-R es otro y aunque el M4 no terminó de perderle la cara en la ruta de pruebas, estamos convencidos de que en circuito hubiera acusado la mayor fatiga. No importa, ambos demostraron que son dos 'grandes reservas', sólo que perfectos para momentos distintos.

- Precio, ficha técnica y equipamiento del BMW M4 (pack M Performance aparte)

- Precio, ficha técnica y equipamiento del Nissan GT-R Track Edition

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