El aumento de ventas de coches eléctricos que se prevé dará lugar a un problema cada vez mayor que no todos coinciden en cómo solucionar. Tras siete años de servicio en un vehículo eléctrico, sus baterías llegan al final de su vida útil y deben ser retiradas para garantizar su correcto funcionamiento.

Desde AEDRA, la Asociación Española de Desguaces y Reciclaje del Automóvil, estiman que este año serán 55.000 las baterías que toquen fin, cifra que se multiplicará progresivamente y que se calcula ascenderá a 3,4 millones de unidades en 2025. Es solo el comienzo de una escalada que irá en aumento a medida que los eléctricos incrementen sus ventas, algo que se viene produciendo de forma paulatina año tras año.

“Los fabricantes de automóviles tienen ante sí un problema inminente de grandes dimensiones por el enorme volumen de baterías a reciclar”, ha manifestado recientemente Johan Stjernberg, director ejecutivo de Box of Energy AB, compañía sueca proveedora de Porsche y Volvo Cars.

Para 2030, distintos organismos pronostican un aumento que multiplica por 25 el volumen actual de baterías en el mercado.

En China, donde actualmente se vende aproximadamente la mitad de los vehículos eléctricos del mundo, las autoridades ya están creando reglas al respecto. Este agosto entrará en vigor una que convierte a los fabricantes de automóviles en responsables de las baterías obsoletas y que impide que las mismas sean abandonadas o depositadas en vertederos. La Unión Europea también tiene y prepara nuevas regulaciones y se espera que, próximamente, EE.UU. siga esta tendencia.

Para 2030, distintos organismos pronostican un aumento que multiplica por 25 el volumen actual de baterías en el mercado. Los automóviles serán, con mucho, los mayores usuarios de baterías de ion litio del mundo, muy por encima de los teléfonos móviles. Y en 2040 más de la mitad de las ventas de automóviles nuevos y cerca de un tercio de la flota mundial (unos 559 millones de vehículos) serán eléctricos.

Para 2050 se prevé que las empresas habrán invertido alrededor de 550.000 millones de dólares en baterías de almacenamiento domésticas, industriales y de redes de gran escala, según Bloomberg (BNEF).

Los fabricantes de automóviles buscan ya posibles soluciones al problema con nuevos modelos de negocio, pues las baterías, una vez extraídas y convenientemente adaptadas, pueden seguir almacenando y entregando electricidad en un plazo que se estima entre 7 a 10 años. Una extensión de su vida útil que ofrece importantes oportunidades a fabricantes de automóviles, proveedores de electricidad, servicios derivados y usuarios domésticos e industriales.

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Car and Driver

“La lógica detrás de todo esto es la llamada economía circular, gracias a la cual la batería usada de un vehículo eléctrico se convertirá, cada vez más, en un importante componente energético”, señala Cecile Sobole, gerente del programa para el negocio de los vehículos eléctricos en Renault. “El mercado de segunda vida en aplicaciones de almacenamiento para baterías de coches eléctricos será enorme”, indica Johan Stjernberg, director ejecutivo de Box of Energy AB.

Otros como Tesla optan por profundizar en la recuperación de las materias primas utilizadas para estas baterías, dado que no consideran adecuado prolongar su vida tras 10 años de uso. En definitiva, todo un reto para los fabricantes...