Contar con un coche clásico y de competición en tu garaje debería ser una apuesta digna de altas cantidades de dinero, sobre todo si tienes el suficiente. Sin embargo no todos los coches pueden presumir de que su historial sea sinónimo de valor contante y sonante, y sino que se lo digan a este Lada Niva que corrió el rally París-Dakar de 1981 con François Jeanson y su hijo a los mandos.
La casa de subastas RM Sotheby´s esperaba obtener unas 75.000 libras, unos 83.000 euros al cambio con este ejemplar con semejante pedigrí. Al final se ha tenido que conformar con unos 200.000 rublos, o dicho de otro modos unos 5.100 euros.
Quizás es que no iban avisados. El Lada Niva es conocido por su extraordinaria dureza pero su valor no puede igualarse al de otros reyes del desierto por mucha preparación que tuviera para la prueba. Además el pobre estado en el que se encontraba, prácticamente inalterado desde su retirada del rally, y su antigüedad, se fabricó en 1979, convertían a esta unidad en un pozo casi sin fondo si su futuro propietario tenía intención de restaurarlo.
Viendo las imágenes es evidente que el paso del tiempo ha hecho mella en este pobre Lada Niva. Una gran cantidad de polvo y suciedad se ha acumulado en su superficie y en un interior que necesita una ligera restauración, como también se puede ver una rueda pinchada, no sabemos originada en la prueba o en su largo retiro. Pero también se puede apreciar su deportiva decoración llena de pegatinas propias de la prueba, una jaula antivuelco, un volante de competición, parachoques rediseñados, más faros, un depósito de combustible más grande y una suspensión más robusta.
Sin embargo todas estas modificaciones no fueron suficientes para terminar la prueba. El coche tuvo que retirarse y se quedó sin la gloria de alcanzar el podio de Dakar. Habrá que ver ahora si su nuevo propietario tiene el dinero y las ganas suficientes de restaurar este ejemplar tan especial.
Especializado en el mundo del motor, la competición y la tecnología, Antonio Ramos Ochoa es redactor de Car and Driver. Se comenta que antes de bajarse del carro ya iba diciendo el nombre de los coches que iba viendo por la calle. Unos cuantos años después sigue hablando de una de sus pasiones aquí. Aficionado al Motorsport, el cine, videojuegos y la historia, incluso se desfoga de vez en cuando al volante de un kart o un simulador.