Las normas medioambientales y las bonificaciones impositivas son el factor más determinante en la evolución de los motores actuales. Los fabricantes adaptan sus productos a ellas, aunque en ocasiones pierdan prestaciones o incluso no logren reducir el consumo en condiciones reales. Esta es, a grandes rasgos, la razón de ser del nuevo motor TDI con 1.6 litros de cilindrada y common rail, llamado a sustituir al venerable 1.9 inyector-bomba en todas sus aplicaciones y que enarbola la bandera del “downsizing” pese a que en la práctica no hace olvidar las virtudes de su antecesor.


Conducción

Poco más podemos añadir a lo que ya hemos comentado en anteriores ocasiones hablando sobre el Seat Ibiza, uno de los utilitarios con mejor puesta a punto de bastidor. El comportamiento es ágil y las suspensiones firmes sin llegar a duras. Los tarados son muy similares a los que hemos probado en las dos unidades conducidas del nuevo Volkswagen Polo. Los frenos cumplen con eficacia y la dirección destaca por un tacto muy bueno. Por su parte el manejo del cambio de cinco velocidades destaca más por suavidad que por precisión, pero en general es muy bueno.



Motor


Nos vamos a centrar en la novedad, el motor 1.6 TDI en este caso con 90 caballos. Recordemos que hay otras dos versiones con 70 y 105 cv. Como sustituto del 1.9 TDI está claramente por debajo en rendimiento y en consumo en carretera. Es mejor en sonoridad y suavidad, pero frente a los rivales de otras marcas sigue siendo ruidoso. En baja carece de la fuerza que caracterizaba al 1.9 TDI, que aunque un tanto -o bastante- brusco, desde luego era vigoroso y siempre empujaba con ganas. Este motor tiene un rendimiento flaco entre 1.500 y 1.800 rpm, una zona crítica porque se usa mucho ese régimen, y a partir de ahí empuja mejor pero no llega a ofrecer un dinamismo comparable al de los motores turbo diesel de 90 caballos de hace una década, y a los que están llamados a sustituir estos “hijos del downsizing”.

En ciudad se desenvuelve bien y resulta ágil si se evita la zona baja del cuentavueltas, porque tenemos que conducirlo a base de pisar el acelerador con ganas y usar el cambio de marchas sin reparos. Así gozaremos de un buen dinamismo pero al mismo tiempo penalizaremos el consumo, que se aleja por completo de los valores homologados en cuanto se exige cierto brío al coche. En carretera rueda a gusto y sin excederse en el consumo a velocidades legales, pero por encima de 120 kilómetros / hora -pero sin llegar a ver en ningún momento 160 en el velocímetro- el consumo se disparó a una media de 7’4 litros / 100 kilómetros con un solo ocupante y sin equipaje, demasiado para su tamaño y potencia.

La caja de cambios de cinco velocidades creo que no es la apropiada para el carácter del motor. Una marcha más ayudaría a encontrar el régimen idóneo más fácilmente. De hecho, en el Polo con el mismo motor pero con cambio DSG de 7 velocidades que probamos recientemente las desmultiplicaciones estaban mucho mejor escalonadas.

Cuenta con un indicador de marcha ideal para ahorrar combustible que no funciona bien. Indica frecuentemente que pasemos a una velocidad que no es la idónea. Lo comprobamos en repetidas ocasiones y el fallo es evidente. En el León Ecomotive que probamos recientemente detectamos el mismo problema, lo que nos lleva a pensar que este accesorio no está bien puesto a punto por parte de la marca, dado que en otros modelos de Audi y Volkswagen hemos comprobado que no falla.


Confort

Los materiales son agradables y los acabados correctos. La carrocería SC penaliza la altura de las plazas traseras por la acentuada caída del techo al estilo cupé, pero por lo demás las magnitudes permiten una buena habitabilidad. La insonorización es correcta sin más, el ruido mecánico llega bastante apagado al interior pero el tren de rodaje se escucha bastante, lo mismo que algunos ruidos aerodinámicos a partir de 120 km/h.

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