El sustituto del Mégane sedán es un coche funcional, práctico y con un comportamiento muy equilibrado. Se trata del Fluence, una berlina de tres cuerpos que se fabrica en Turquía, pero que se vende en 80 países. Es decir no es un coche dirigido a los denominados mercados emergentes, sino que puede y es sin duda una opción muy interesante para el mercado Europeo y concretamente para el conductor español. El Fluence es más largo y más amplio que el Mégane sedán, concretamente mide 4,62 metros de largo, lo que supone 12 centímetros más que el modelo al que sustituye. En cuanto a la versión probada nos hemos decantado por el turbodiésel más potente, el 1.5 dCi de 105 caballos, sin duda la más interesante, ya que el gasolina de 110 caballos, aunque en teoría ofrece algo más de potencia no está a la altura por prestaciones. Y es que, aunque 105 caballos puedan parecer pocos, lo cierto es que el motor ofrece un rendimiento suficiente en casi cualquier circunstancia.

Conducción
Nada más acceder al interior y sentarnos al volante se aprecia el 'aire de familia' del Mégane. Los asientos son cómodos y los de la versión probada –Dynamique– sujetan bastante correctamente. La posición al volante está bien resuelta gracias a los múltiples reglajes que ofrece el asiento y el volante, con un salpicadero heredado del Mégane, lo mismo que parte de la instrumentación, aunque en este caso los relojes son analógicos, como los del Clio. Son claros y legibles. Los acabados son correctos y transmiten una buena sensación de calidad y duración en el tiempo. Todo ello hace del Fluence un coche muy agradable de conducir, sobre todo en la versión que hemos elegido: la 1.5 dCi de 105 caballos. Se trata de un motor muy probado y por ello fiable. Lo primero que sorprende de este propulsor es su poca sonoridad y su gran elasticidad. Desde apenas 1.500 revoluciones ya ofrece potencia y sube de revoluciones de forma muy lineal hasta alrededor de 4.000 apoyado por un buen cambio de seis velocidades, que está bien escalonado y se ajusta perfectamente al carácter del coche.

Comportamiento equilibrado
Gracias a la buena puesta a punto de los amortiguadores –ni muy duros ni demasiado blandos– el comportamiento del Fluence es una de sus principales virtudes. Su bastidor hereda componentes de otros modelos de la marca. Es fácil de conducir ya que es muy estable es la mayoría de las situaciones. Lógicamente no busca un comportamiento deportivo, aunque podemos afrontar carreteras de curvas sin que se aparezcan los típicos balanceos de la carrocería, aunque sin perder de vista su batalla que no lo hace muy ágil. Tan sólo una dirección demasiado asistida penaliza en este apartado. Es la misma del Mégane, es decir con asistencia eléctrica que en ciudad, por el contrario, facilita mucho las maniobras a baja velocidad. En cuanto al equipo de frenos cumplen para el carácter del coche. Son potentes y dosificables –los discos delanteros son ventilados–.

Seguridad
Aunque todavía no están disponibles los resultados del test EuroNCAP, es de suponer que obtenga un buen registro como ocurre con el Mégane –cinco estrellas–. El equipamiento de serie en esta apartado incluye, entre otros, ABS con repartidor electrónico de frenada, sistema de ayuda al frenado de emergencia y encendido automático de las luces de precaución, control de estabilidad, fijaciones Isofix de tres puntos en las plazas laterales traseras... En definitiva, todo lo necesario, si tenemos en cuenta un precio final bastante contenido.

Confort
Renault utiliza el eslogan 'Viajar en Bussines Class' para referirse al Fluence. Aunque en la práctica la afirmación resulte un tanto exagerada, lo cierto es que estamos ante un coche muy cómodo de conducir. Los reglajes de los asientos y volante, además de su espuma no muy rígida, aumentan la sensación de comodidad. En la versión probada –Dynamique– además sujetan aceptablemente el cuerpo en las curvas. Asimismo, desde el volante se pueden controlar diferentes funciones, algo que se agradece si tenemos en cuenta que los botones y pulsadores de la consola central resultan pequeños y concretamente los del equipo de música bastante poco accesibles. Hacen girar la mirada y es fácil confundirlos entre ellos. El climatizador dual también permite mejorar el confort interior, al igual que otros detalles -opcionales– como por ejemplo un completo equipo multimedia que incluye un sistema con una potencia de 140 caballos y ocho altavoces, conectividad Bluetooth y posibilidad de adaptar accesorios USB o reproductor iPod.

Ecología
Gracias a unas emisiones de CO2 de 119 gramos por kilómetro, el Fluence 1.5 dCi está exento del pago del impuesto de circulación. Además, el consumo homologado se sitúa en 4,5 litros, que en conducción 'real' se traduce en unos 5 litros por cada 100 kilómetros, una cifra muy buena que le sitúa en primera línea. En el día a día resulta un coche económico.

Valor de compra
Con un precio desde 20.500 euros el Fluence es más barato, por ejemplo, que un Opel Astra Sedán 1.7 CDTI o un Peugeot 407 1.6 HDI, aunque resulta más caro que un Citroën C4 Sedan HDI o un Ford Focus 1.6 TDCI. En cuanto al mantenimiento, los intervalos de los cambios de aceite se realizan cada 30.000 kilómetros o dos años y ya no es necesario cambiar el líquido del sistema de climatización.

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Rodrigo Pareja

Periodista especializado en movilidad en todas sus variantes: coche, moto, bicicleta, patinete eléctrico... y no siempre por este orden, dado que la forma en la que nos desplazamos está cambiando. Más de 20 años de experiencia en el mundo del automóvil y en constante adaptación en un sector que no deja de generar noticias.