Una cosa está clara: si te gustan los coches híbridos, el Honda Insight es la opción más económica. Es un coche grande, pero fundamentalmente urbano, que consume y suena poco en esas condiciones, pero que cambia de raíz cuando se usa por carretera. Nosotros hemos probado la versión más equipada, la Executive, que cuesta 20.800 euros.


Conducción 11/20

El Insight tiene dos motores: uno eléctrico de 14 caballos y otro térmico de 1.3 litros y 88 caballos. La potencia combinada es de 98 caballos y sus prestaciones son coherentes con esta cifra. Un variador continuo se encarga de transmitir esa potencia a las ruedas delanteras, que siempre reciben la aportación de los dos motores. Por tanto, no puede funcionar exclusivamente con el motor eléctrico como un Toyota Prius. A diferencia de éste, el Insight siempre avanza con el motor de combustión en marcha. Eso no significa que vaya a consumir mucho más, aunque nuestras cifras son favorables al Prius.

La balanza cambia de lado cuando hablamos del comportamiento: el Insight es bastante más efectivo gracias a los neumáticos con sección 205 y perfil 55 sobre llanta de 16 pulgadas (contra 195/65 R15 del Prius básico) y a una suspensión que balancea pero algo menos que su rival de Toyota. La consecuencia es una velocidad por curva correcta, aunque lejos de otros compactos, a lo que también contribuye el compuesto de las gomas, en este caso unos Dunlop Sport Maxx.

Dicho con otras palabras, el comportamiento dinámico del Insight es agradable incluso cuando se circula cerca de los límites (cosa muy poco habitual en este tipo de coche). Asentado sobre una plataforma muy similar a la del Honda Jazz, no sólo hereda del pequeño monovolumen el esquema de suspensión, sino por ejemplo también el tacto de la dirección, suficientemente preciso. En cuanto a los frenos, el efecto de recuperación de la energía que luego alimenta al motor eléctrico les da una sensibilidad ligeramente extraña, pero es un efecto perfectamente tolerable y mucho menos acusado que en el ya mentado Toyota Prius.

Hablamos de prestaciones, y lo cierto es que logra cifras acordes con su potencia y su peso, pero siempre transmite la sensación de que acelera poco. De hecho, sus recuperaciones en marchas largas son muy discretas, y además las logra a regímenes próximos a las 6.000 vueltas (recordemos que equipa un cambio CVT) por lo que emite un sonido agudo y persistente cada vez que necesitamos una aceleración más o menos fuerte. Pero de esto hablaremos con más detalle en el próximo apartado. Al menos, por potencia puede mantener cruceros claramente superiores a la velocidad legal permitida en autovía y con cierta seguridad, aunque después de bastante lanzamiento. Como anécdota, en nuestro recorrido de pruebas encontramos un Prius y, en un adelantamiento conjunto a un vehículo lento, el Toyota demostró más empuje, hasta el punto que también nos superó a nosotros, y pese a que mantuvimos el pedal del acelerador a fondo.


Confort 9/20

Las proporciones de la carrocería del Insight redundan en un interior ligeramente estrecho para su longitud. Delante apenas se nota y, de hecho, se puede viajar con un confort ergonómico reseñable: los asientos son cómodos y sujetan el cuerpo correctamente, y el volante nos gusta por tacto, posición y diámetro (el Civic lleva el mismo). En los asientos traseros, nada es tan holgado: a la ya mentada falta de anchura se une una altura justa para un adulto, así que tendremos que conformarnos con el generoso hueco para las piernas.

La calidad de materiales es otra de los puntos controvertidos en el interior del Insight, que no alcanza los niveles de otros compactos de su mismo precio. A primera vista, el aspecto no es desagradable, ni se aprecian malos ajustes (de hecho, éstos son correctos). Los plásticos son duros y de escaso grosor, lo cual propicia la aparición de leves ‘grillos’. En nuestra unidad de pruebas sólo detectamos uno en las puertas traseras, a partir de 120 kilómetros/hora y en aceleraciones fuertes, pero las vibraciones de otras zonas de los guarnecidos nos hacen presagiar que con el tiempo aparecerán otros sonidos ‘parásitos’.

Ya que hablamos de sonoridad, el Insight puede ser un coche muy silencioso, pero sólo en una utilización urbana. Allí, el influjo del motor eléctrico es importante y el propulsor térmico apenas tiene que girar para mover el coche por las calles. Muy distinto es el panorama cuando salimos a carretera: el cambio CVT provoca que el régimen de giro aumente vertiginosamente hasta cerca de las 6.000 vueltas cuando le exigimos una aceleración fuerte. En esos momentos, el motor emite un sonido agudo y estridente que resulta molesto para los pasajeros. Al menos, a velocidad constante de 125 kilómetros/hora de marcador no supera las 4.500 vueltas; en esas circunstancias, la molestia no es tanta, pero seguimos recomendando el Insight sólo para un uso urbano si buscas un confort sonoro elevado.

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