Conducción 8/20

Dinámicamente el C3 Picasso presenta algunos inconvenientes. Se trata, básicamente, de un coche cómodo de suspensiones pero nuestra unidad de pruebas, con las llantas opcionales de 17 pulgadas y neumáticos 205/45, no lograba filtrar con solvencia las irregularidades del asfalto y comprometían demasiado el confort en zonas bacheadas. A diferencia del nuevo C3, la suspensión del Picasso tiende a rebotar en exceso aunque, seguramente, con un neumático de mayor perfil este efecto negativo no se percibiría de forma tan acusada y guardaría un equilibrio de suspensiones muy similar a los C4 Picasso.

En las carreteras más viradas, la vocación familiar del bastidor se pone de manifiesto. Su estabilidad general es correcta, pero en las curvas cerradas le cuesta entrar y los balanceos notables de la carrocería, a ritmo elevado, nos aconsejan levantar el pie del acelerador. En la misma línea, la dirección -de asistencia eléctrica y variable- permite un manejo agradable en ciudad por su tacto blando, pero está tan desmultiplicada que en conducción decidida limita nuestras posibilidades. Todo lo contrario que el equipo de frenos, de gran potencia y buen tacto, detiene con suficiencia a un bastidor que no se descompone las fuertes deceleraciones. Eso sí, en este ambiente y sobre todo en condiciones de escasa adherencia, el control de estabilidad se hace imprescindible, pese a que no es de serie en algunas versiones. Por cierto, su programación es bastante restrictiva: no puede desactivarse en carretera e interviene con premura ante cualquier atisbo de agresividad al volante.


Mecánica

Sin embargo, el conjunto mecánico del C3 Picasso contrasta con la descripción de coche familiar y económico que acabamos de dar. Los consumos son bastante contenidos, lo normal es gastar una media de 5,8 litros a los 100 kilómetros, plausible en un coche de tan compleja aerodinámica que, además, montaba neumáticos deportivos. Pero el motor 1.6 HDI de 110 caballos si por algo destaca es por ofrecer un rendimiento fantástico, sin exagerar. Entre los motores turbodiésel de esta cilindrada es de los que mejor respuesta ofrecen a medio régimen. Por debajo de las 1.500 vueltas adolece de un par muy escaso, un efecto típico en los actuales motores de este tipo con tecnología common-rail y filtro de partículas, pero de ahí en adelante entrega un buen par hasta las 4.000 vueltas. Además, es fácil acostumbrarse a su uso y prácticamente imposible calarlo en las salidas. Su punto fuerte son las recuperaciones 60-80 y 80-120 kilómetros/hora, donde demuestra gran solvencia para adelantar.

En el aspecto negativo, resulta demasiado brusco en ciudad y ruidoso en carretera. Lo primero se debe al mencionado desnivel en la entrega de potencia entre el bajo y el medio régimen y lo segundo al cambio manual de cinco velocidades al que está asociado. Sin duda, se echa en falta una sexta de deshago en un coche tan polivalente como el Picasso. Además, tampoco convencen los recorridos largos de la palanca, ni su tacto gomoso e impreciso. Tan sólo su posición sobreelevada nos convence porque queda muy a mano.


Confort 13/20

Por capacidades, confort general y equipamiento, el C3 Picasso es una de las mejores opciones de su categoría. Sus formas ‘furgoneteras’ lo asemejan a modelos como los Nissan Cube y Note, Renault Gran Modus o Kia Soul (ver comparativa). El Citroën es una opción intermedia entre los más familiares, como son el Renault o el Note y los descaradamente juveniles, Soul o Cube.

El habitáculo es una de sus principales ventajas. Por sus formas regulares resulta muy aprovechable y el nivel de calidad general es brillante para un coche de su precio. El espacio es óptimo tanto en las plazas delanteras como en las traseras, todas ellas de muy buen acceso. Además, podemos modular la parte de atrás a nuestro antojo, desplazando la banqueta longitudinalmente en proporciones 60/40 o plegándolas para habilitar una superficie de carga completamente plana con 1.506 litros de capacidad. En la posición normal, la banqueta puede acoger perfectamente a tres adultos, que tan sólo echarán en falta algo más de anchura a la altura de los hombros. El maletero mantiene una capacidad de 385 litros en estas condiciones y puede ampliarse hasta los 500 si viajamos con niños y podemos robarle algo de espacio para las rodillas.

Por otro lado, la posición elevada del conductor permite una buena visibilidad, a lo que contribuyen en buena medida las múltiples superficies acristaladas. El parabrisas es de grandes dimensiones –y eso que no es de tipo Zenith como en el C3-, las ventanillas delanteras y los espejos retrovisores exteriores no le van a la zaga. Además, si contamos los dos interiores, tenemos cuatro en total y por si todo esto fuera poco podemos incorporar un techo panorámico completo (forma parte de un pack que cuesta 900 euros). Otros detalles como el reposabrazos, los mandos tras el volante, el encendido automático del alumbrado y el limpiaparabrisas o las fijaciones ISOFIX de los asientos traseros, son de serie y facilitan mucho más las cosas. A nivel de equipamiento sólo se echan de menos los faros de xenón o el arranque sin llave, porque el resto de sistemas o son de serie u opcionales.

La postura de conducción es cómoda, los asientos son anchos y cómodos aunque les falta algo de sujeción lateral. El freno de mano queda muy bajo, algunos mandos no se ven porque quedan ocultos tras el volante, muy grande y tirado hacia atrás, aunque puede regularse en altura y profundidad.


Valor de compra 15/20

En definitiva, tras probar el C3 Picasso en diferentes circunstancias de conducción, los 19.400 euros que cuesta esta versión, el 1.6 HDI de 110 cv y acabado Airdream Exclusive, nos parecen razonables. Combina la estética moderna y la maniobrabilidad de un utilitario, con el espacio interior y el confort en marcha de un monovolumen. Su comportamiento dinámico es limitado, pero el rendimiento de su motor intachable. Es en definitiva, una buena opción para quien busque hacer un uso diario de su coche familiar y no quiera tirar el dinero.

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Jose Carlos Luque

Experto y apasionado del motor y la comunicación en todas sus formas, recalé en Car and Driver a finales de 2007 y desde 2016 dirijo este site. Periodista de vocación y formación, conservo buenos contactos en el sector y trato de que la información que leas aquí sea la más inmediata, completa y veraz. Pero también realizo pruebas, comparativas, noticias, entrevistas... y en mis ratos 'libres' crío a tres niños pequeños que –con diferencia– es el trabajo más duro de todos los que he hecho jamás.