Son dos bestias que representan la obra culmen, la esencia más extrema de dos máquinas con muchos años ya a su espaldas. Pero hasta ahí llegan las similitudes porque el Nissan GT-R Nismo y el Dodge Challenger SRT Demon representan dos filosofías totalmente distintas con orígenes también totalmente distintos

El japonés está pensado para dar el máximo en trazados con su V6 biturbo de 3.8 litros con 600 CV que van a las cuatro ruedas. El americano está pensado casi de manera exclusiva para drag races para lo que cuenta con los 852 CV procedentes de su V8 sobrealimentado de 6,2 litros que van directos sólo a las ruedas traseras calzadas con neumáticos especiales Hoosier. Para equilibrar la balanza el Nissan Nismo pesa 1.770 kg mientras que el Demon roza las dos toneladas con unos 1.941 kg.

Así pues tenemos un interesante duelo: el Demon es el rey de las drag races, un monstruo desbocado salido del infierno con 252 CV más que el Nismo y el GT-R es una sofisticada computadora con tracción a las 4 ruedas con 171 kg menos que su rival americano. Bien, aquí está la batalla a dos carreras y su resultado final.

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Mientras que vemos cómo la tracción integral del GT-R juega en favor del japonés en la arrancada es ya avanzados unos metros cuando el SRT recupera terreno. En la primera carrera de hecho se hace finalmente con la victoria por un pequeño margen mientras que en la segunda el hecho de contar sólo con dos ruedas motrices termina sentenciando al americano tras un arranque algo resbaladizo. Finalmente la cosa entre uno y otro queda más igualada de lo que parecía, incluso con un GT-R que termina dando al orgulloso Demon alguna que otra lección.